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imaginación de fuzzy

cuentos

el edificio vacio

Los pasillos del edificio de cristal estan vacios. El suelo gris opaco, solo hace ruido de sus tacones.
Su mente se encuentra sumida en un mundo que es un torbellino; se encuentra mal; es algo fisico, psiquico, generalizado: eso si, tiene la esperanza de que el tiempo, esa ficcion, sea un bálsamo para sus preocupaciones; intenta llenarse de pensamientos positivos, de muchos "todo esta bien".
Pero no puede evitar el alboroto en su estómago, el ardor que de vez en cuando recorre todo su cuerpo.
Hoy, al tropezarse con una compañera, le hace notar que ha perdido peso, que si le pasa algo. Es la segunda persona en notarlo. Sonríe, y comenta que normalmente pierde peso en vacaciones.
¿Qué le apetece a ella?
Hacer una pequeña maleta, meter lo imprescindible, coger un avion a un destino perdido, donde nadie la conozco, y separarse de todo lo que le duele.
Pero sabe que ella no es asi, que hay que enfrentarse a cada partida de cartas que la vida reparte.
Piensa que al final somos marionetas de nuestros sentimientos, emociones, y que nos vemos atrapados en las circunstancias, sin poder despegarnos de ellas.
Quisiera tomar fuerzas y energias, echar mano a la serenidad, a la madurez, a la responsabilidad, sentirse parapetada en ellas.
Vuelve a pensar en el tiempo... ese que va a dejar desgranar segundo a segundo, minuto a minuto, día a día, semana a semana, mes a mes.... y que todo quede atrás.
Fortaleza... seguro que la encuentra.
El edificio sigue vacio... en el pasillo siguen sonando sus pasos.
Ánimo, muchacha.

la espiral

la espiral

La fuerza interior de la espiral, donde todo es un continuar un hacia adelante, sin poder pararte a pensar, a meditar, sobre que quieres, y adonde vas, ella sigue con su ritmo. Se ciñe a la rutina, a lo que toca hacer en cada momento. Según la hora que sea, así actúa.

No pienses.. no hace falta. Simplemente mira el planing, mira los horarios, y actúa según ellos. Si no los tuvieras te perderías, porque tendrías que cuestionartelo todo. Tendrías que pensar. Tendrías que decidir.

 Si, es mejor que sencillamente calles y obedezcas.

No pienses.

No.

Continua, y a cada "y si", a cada "porque"... shhhh  silencio.

En un momento que busca la luz, se levanta de su silla, y cruza el pasillo, se acerca a la cristalera, con una mano hace un hueco entre las tiras de la cortina, y observa la luz de afuera. Es todo tan.... luminoso. En ese instante le viene a la mente que está en el borde del abismo, solamente separada por el cristal. Entre el abismo y ella, un cristal. Mira la altura, y la mira sin miedo. Suspira.. y vuelve a su silla.

 Rutinas, planing, horarios... ¿esclavos?

como en un sueño

como en un sueño

El día perdió brillo y luz. El autobus iba lleno, la gente parloteaba, y ella se refugiaba en las notas musicales del pequeño aparato.

Mientras, se cuestionaba su vida, desde el punto de vista de los objetivos, de lo que realmente quería, de por qué para evitar el conflicto cedía; de porqué, había llegado al punto de no saber qué le gustaba realmente, qué queria. Ambas preguntas necesitaban tener un interlocutor para que ella pudiera responder a esas preguntas. Las ganas de quedarse en casa, acostada, de taparse con las sábanas la cabeza, y dormir, hasta que el sol y la calidez volviese a su alma.

Como en un sueño, retrocedio quince años atras; cuando todo estaba por decidir, por hacer; cuando la energía corría por sus venas; ese hubiese sido el momento oportuno para decir "no", y para autoreafirmar sus deseos, para decidir que quería. Hace quince años... si, casi una vida, cuando sentía que todo era posible.  Lo hace presente cuando ha quedado con sus amigas de aquella época, cuando trabajaban en una pequeña oficina, todos a una, cuando organizaban mil y una cosas juntas, cuando la risa, era el componente principal; cuando se desahogaba contando sus penas en una cafeteria del centro, pequeñita, que ni tan siquiera tenia mesas, simplemente una barra, y el camarero, se llamaba Jesús, amablemente cada día las atendia, y encuantito ponian un pie en la entrada, ya ponia los cafés y las tostadas.

Si, fueron tiempos no muy gloriosos, pero quizas en esos tiempos, era capaz de poner los puntos sobre las ies. En esos momentos, creía en ella.

Como en un sueño ha vuelto a recordar aquellos momentos, pero ha hecho que tiña de melancolia su alma. Arrastra sus pies... mañana será otro día.

la caja de cristal

la caja de cristal

Suavemente estoy dormida dentro de una caja de cristal, como Blancanieves. Siento que mi cuerpo está frío, muy frío. Todos mis músculos han perdido movilidad, y estoy quieta, incapaz de moverme. Siento, pero no puedo moverme. Mis ojos estan cerrados, mis manos extendidas a lo largo de mi cuerpo.

 Intento recordar, y no hay recuerdos, no hay nada.

¿Quién o qué soy?

Nada, todo en blanco.

Quiero mover mis dedos..mis piernas, mis pies.. mis parpados poder abrirlos.

Estoy pensando.. estoy siendo, ¿no?

Ah... hay algo que si tiene movimiento, estoy respirando, noto mi nariz.. si.. está viva mi nariz. Tomo aire, mi vientre se mueve... si.. hay esperanza. Respiraré más fuerte.

De repente, oigo un sonido fuerte, un zumbido... la caja de cristal se rompe en mil pedazos... y siento la fortaleza de mis músculos, de repente recuerdo que soy una luchadora, y que hay una vida más allá del cristal que me aprisiona.

instantes

instantes

El avanzaba tranquilamente en su coche, con música relajante, y con destino a ninguna parte se deslizaba por la carretera,  gris, monótona, y pensaba en la tristeza, en como a veces se adueña de él sin darle tregua, sin tan siquiera avisar.

Él que es siempre una sonrisa, una buena palabra, amabilidad, ha cambiado su rostro. Tiene una arruga en el entrecejo que muestra su contrariedad con todo.

Un violín suena ... dá un volantazo, y aparca el coche. Hace frío, pero no importa. Se sienta en el suelo y observa. Instantes.... que hermosos son algunos instantes, y como quisiera atraparlos.

Se acerca un dedo a los labios, y sonríe. Ella le solía decir, cuando lo besaba que la vida se componía de instantes, y él se reía.. le decía ingenua.

Si, era una ingenua, pero daba alegría a sus días, y hacía que las noches de insomnio, ella intentase estar a su lado, aunque se le cayera su cabecita sobre su pecho porque estaba cansada. Si, esa pequeña ingenua, que creía que todo era posible, que el mundo era hermoso, y que los niños son la expresión de la inocencia.

Ella, le enseño que los instantes, pueden ser mágicos.

Volvió a montarse en el coche, dió media vuelta, y se encaminó de nuevo a casa... porque quería estar con ella, reirse con ella, y que sus labios volvieran a sonreir, junto con los de ella.