Té
Las tardes estivales, que son las que se acercan, son bonitas para disfrutarlas en el patio, cuando el sol lo ha abandonado, y va dejando paso a la noche; una novela interesante, con trocitos de vida imaginados por otros; un té moruno, con hierba buena y azúcar servido en su tetera típica, y bebido en el vaso de color con grabados árabes... pequeños placeres que te puedes permitir. Y en ese patio, viajas con tu mente, o la dejas en blanco, respiras, y sientes el alivio del frescor de la noche. Ves los geranios en flor, hueles el azahar, el jazmin, mil olores mezclados que le dá al momento el toque especial que necesita.
La sierra se va quedando sin nieve, las chaquetas ya se guardaron, empiezan a funcionar los aires acondicionados... vuelve el ciclo. Este ciclo me gusta por el calor y el color. Me gusta por la luminosidad de los días, por la larguedad de las jornadas, por las ropas ligeras, por las sonrisas, por... todo.
El té, el sabor del té, meditando sobre todo y sobre nada.
La sierra se va quedando sin nieve, las chaquetas ya se guardaron, empiezan a funcionar los aires acondicionados... vuelve el ciclo. Este ciclo me gusta por el calor y el color. Me gusta por la luminosidad de los días, por la larguedad de las jornadas, por las ropas ligeras, por las sonrisas, por... todo.
El té, el sabor del té, meditando sobre todo y sobre nada.
3 comentarios
juskdon -
fuzzy -
Ana -
PD. Nunca he usado la tetera típica ni los vasos, los tengo de adorno. :/