para olvidar
Noche de San Juan: un sortilegio para olvidar lo que hace sufrir.
No, creo que las cosas que nos han hecho sufrir, nos han hecho crecer más como personas. Las cosas dolorosas hacen que te crezcas en la adversidad.
Momentos tristes... creo que tengo muchos. Y esos momentos tristes me han llenado de sensibilidad para disfrutar plenamente los momentos alegres. Porque somos nuestras alegrias y nuestras penas, y las dos nos ayudan a llegar a un estado de serenidad y felicidad. En la felicidad llegamos dandole la relativa importancia a todo, y a pensar que tenemos este instante, no hay más que lo que vivimos: el ahora.
¿Cuándo fue la última vez que lloré?
Ayer por la tarde mientras veía en cuaderno de trabajo de mi duende; miré alrededor para cerciorarme de que nadie me veía, y en silencio tuve mi llantina. Es una llantina agridulce.
¿Cuándo la última vez que reí?
Esta mañana, cuando ojos azules me ha contado un chascarrillo.
¿Cuándo la última vez que me enfadé?
Al mediodía; estoy indignada por el poco valor que se le dá a mi labor en casa; estoy harta de ser la "limpiadora", la "lavandera", la "planchadora", la "cocinera", la "bañadora de niños", la "acostadora de niños", la "compradora en el super", la "paga-recibos"; y encima alguien en pantalon corto con los pies elevados en el sofá y mando a distancia en ristre.. me corriga. (me recuerda al post del gremlin churruscado).
No, olvidar no. Hay que tener presente todo; y sabéis, hago un alto en el camino; valoro lo andado, lo llorado, lo reído, lo enfadado, y todo, como un exin castillos, es el puzle de mi vida, que gracias a todo, es fuerte, con unos pilares que se han forjado con lo vivido.
No, creo que las cosas que nos han hecho sufrir, nos han hecho crecer más como personas. Las cosas dolorosas hacen que te crezcas en la adversidad.
Momentos tristes... creo que tengo muchos. Y esos momentos tristes me han llenado de sensibilidad para disfrutar plenamente los momentos alegres. Porque somos nuestras alegrias y nuestras penas, y las dos nos ayudan a llegar a un estado de serenidad y felicidad. En la felicidad llegamos dandole la relativa importancia a todo, y a pensar que tenemos este instante, no hay más que lo que vivimos: el ahora.
¿Cuándo fue la última vez que lloré?
Ayer por la tarde mientras veía en cuaderno de trabajo de mi duende; miré alrededor para cerciorarme de que nadie me veía, y en silencio tuve mi llantina. Es una llantina agridulce.
¿Cuándo la última vez que reí?
Esta mañana, cuando ojos azules me ha contado un chascarrillo.
¿Cuándo la última vez que me enfadé?
Al mediodía; estoy indignada por el poco valor que se le dá a mi labor en casa; estoy harta de ser la "limpiadora", la "lavandera", la "planchadora", la "cocinera", la "bañadora de niños", la "acostadora de niños", la "compradora en el super", la "paga-recibos"; y encima alguien en pantalon corto con los pies elevados en el sofá y mando a distancia en ristre.. me corriga. (me recuerda al post del gremlin churruscado).
No, olvidar no. Hay que tener presente todo; y sabéis, hago un alto en el camino; valoro lo andado, lo llorado, lo reído, lo enfadado, y todo, como un exin castillos, es el puzle de mi vida, que gracias a todo, es fuerte, con unos pilares que se han forjado con lo vivido.